Hamlet cree que la versión que han dado de la muerte del Rey no es cierta, y es él, su propio padre, el que, en forma de fantasma, le cuenta la verdad: No falleció a causa de un mordisco de serpiente, sino por un veneno que Claudio le administró mientras dormía, pues él ambicionaba el trono y a su esposa Gertrudis.
Hamlet planea la trampa que hará que Claudio confiese, y comienza fingiendo una demencia causada por la muerte del Rey para vengarse de su tío y de su madre. No es tan fácil como Hamlet pensaba, pues Claudio se da cuenta de sus intenciones y crea una conflicto entre Hamlet y Laertes, el hijo del sirviente de Claudio, asesinado por Hamlet en uno de sus momentos de locura.
Mientras tanto, la hermana de Laertes se suicida al enterarse de que todo es una farsa y que Hamlet en realidad no la ama. Ésto acrecenta la ansía de venganza de Laertes.
Claudio, junto a Laertes, prepara una lucha a espaldas de la reina, en la que Hamlet debe ser asesinado. Para ello, prepara un copa envenanada que ofrecerá a Hamlet durante la lucha. Laertes también impregna de veneno la punta de su espada para que, si algo sale mal, Hamlet muera.
Sin embargo, todo sucede como nadie preveía. Una persona equivocada que bebe de la copa envenenada. Una persona equivocada a la que hieren con la espada envenenada. ¿Quién saldrá perdiendo, Hamlet o Claudio? ¿Se descubrirá la verdad?
Cristina
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