VIAJE POR LA LITERATURA CASTELLANA.
Lentamente los monjes suben la ladera al compás de la doméstica campana que les llama al recogimiento. Nos espera un fructífero curso 2012-2013. ¿Habrá novedades?

jueves, 8 de marzo de 2012

Retrato de Luis de Góngora


El retrato de Luis de Góngora fue encargado a Velázquez por Francisco Pacheco, suegro y maestro de Luis de Góngora. El retrato de Luis de Góngora fue representado en un fondo neutro como si de una escultura se tratase consiguiendo un efecto volumétrico de la cabeza. Por otra parte en el retrato se refleja de una manera muy clara su personalidad y su carácter, en el retrato hay más luz por un lado que por otro y además la seriedad que expresa da a entender que era un hombre amargado debido a sus enfrentamientos con Quevedo y su rival Lope de Vega, entre otros. También podemos deducir observando el retrato que Góngora se esconde bajo sus ropas, las cuales usa solo para aparentar ser lo que no es.


                                                                              Iván y Jeffred

Cantar del Mío Cid

En este vídeo se relata la historia del Cid resumida en tres cantares:
        - Cantar I El destierro: Es desterrado por el rey Alfonso VI y deja a su mujer y a sus hijas en Burgos.
        - Cantar II Las bodas: Se reencuentra con su mujer e hijas, las cuales casa con los infantes de Carrión.
        - Cantar III La afrenta de Corpes: Los infantes abandonan a sus mujeres, se toma justicia y alfinal las casa con los infantes de Navarra y Aragón.



Kike y Jorge






"Lo bueno, si breve, dos veces bueno"

Baltasar Gracián. (Belmonte 1601, Calatayud - Tarazona 1658, Zaragoza). Fue un escritor atemporal entre el Renacimiento, el Barroco y el neoclasicismo; ya que añadió a la prosa formal del Renacimiento el pesimismo y decadencia del Barroco y el carácter didáctico de la Ilustración. Para colmo, escribía narrativa profana, siendo un miembro eclesiástico. Una combinanción que da mucho que hablar.  Perteneció al Siglo de Oro, a la corriente del conceptismo. El conjunto de sus prosas  literarias y, muy singularmente, la gran epopeya, "El Criticón", son el colofón de toda la prosa humanística. En cuya obra, aparece la frase anteriormente mencionada; "Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Os dejamos una parte del Criticón, para que vosotros mismos observéis la dureza y maestría del autor. 


"Varias y grandes son las monstruosidades que se van descubriendo de nuevo cada día en la arriesgada peregrinación de la vida humana. Entre todas, la más portentosa es el estar el Engaño en la entrada del mundo y el Desengaño a la salida, inconveniente tan perjudicial que basta a echar a perder todo el vivir."

Javier Sanz y Miguel Moniente. 

Francisco de Quevedo


Nació en la conocida ciudad de Madrid. Sus padres desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en los jesuitas y posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid,  donde adquirió sus dotes de gran poeta y su famosa su rivalidad con Góngora.
Fue acusado, falsamente de haber participado en la conjuración de Venecia, donde sufrió una gran caída en desgracia como resultado de la caída del duque de Osuna, que fue desterrado a Torre de Juan Abad (Ciudad Real).


Poco le duró esta etapa ya que pronto recobró la confianza real, con la ascensión al poder del conde-duque de Olivares, del cual pasó a ser su protector y le dio el título honorífico de secretario real. Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantenerse en contra de la elección de santa Teresa lo que le condujo a un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León. 
Pasó cuatro años encarcelados en la cárcel donde escribió versos ofensivos contra el rey.
Con una salud ya muy deteriorada , el 8 de septiembre de 1645 muere en Villanueva de los Infantes.






Tras esas gafas, unos pequeños ojos solo buscaban esconderse de la realidad de aquella época. Olvidandose por un momento de las personas y pensado solo en si mismo.
Su boca, intentaba sacar las palabras exactas con las que labrarse una buena fama, que llevaba buscando hace mucho tiempo y no conseguía ganar.
Su rostro se fruncía al oír el nombre de Góngora y su bigote intentaba hacer el intento de tapar su boca, que se llenaba de blasfemidades y la sangre que corría por sus venas se convertía en fuego.


MARTA Y AROA.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Francisco de Quevedo vs Luis de Góngora

Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;


Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.


Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;


Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.
Francisco de Quevedo

Tenemos frente a nosotros a un gran representante de la literatura barroca española. Quevedo era barroco Conceptista. El Conceptismo es una complicación extrema del contenido . Trata de multiplicar asociaciones ingeniosas y rebuscadas entre los conceptos y las palabras . 

Este poema está dedicado a  Don Luis de Gongora, otro escritor cumbre del barroco pero este especialista en el Culteranismo. Góngora era un clérigo que siempre estaba peleando con Don Francisco de  Quevedo por medio de la poesía.
Siempre estaban enfrentados, pero a nuestra manera de ver las cosas todo era envidia pura y dura de Francisco de Quevedo, que empezó a dedicarle poemas a Luis de Góngora y como Góngora no tenía pelos en la lengua no se calló. Así empezó una guerra a través de la lírica.

María Raluca y Laura

lunes, 5 de marzo de 2012

¿Y si cambiamos los papeles?

Me encontraba plácidamente en la biblioteca del monasterio cuando descubrí un libro enorme que rezaba "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha". Comencé a leerlo y, sin duda, me sentí orgulloso de que la lengua que casi creé, hubiera dado a luz semejante obra maestra.

Sin darme tiempo de llegar a mi habitación, me desmayé muerto del sueño y, haciendo uso del don de imaginación que me dio mi Santa madre, tuve un sueño del que muchos otros escritores tendrían envidia.
En él, aparecían dos bellas mujeres andando junto a un caballo y un burro, deseando que a lo largo del camino saliera algún ser con el que luchar. Al momento identifiqué la escena como el principio del capítulo 20 del mismo libro que había leído en la biblioteca y con el que me había quedado hasta tan avanzadas horas de la tarde.

Quijota y Sancha, hartas ya de tanto andar, decidieron acampar en el bosque que ahora pisaban sus pies.
La noche había caído. A esas horas, la caída de las hojas que los enormes árboles y el más dulce canto de un grillo que a las 3 del mediodía hubiera sido precioso, resultaba aterrador. El débil susurro de los búhos y lechuzas unidos a la gran sombra de un pequeño animal, formaban el más feroz de los monstruos.
Con el frío cortante y el viento desafiante, la mente de Quijota empezó a soñar...
Su amiga, Sancha, estaba agarrada a ella de la manera más fuerte posible. De repente, escuchó unos pasos. Cada vez el sonido era más próximo. Entonces, Sancha, empezó a contarle la tragedia que se crearía si a ellas les ocurriera algo.
-En primer lugar mi novio, Juanito, lamentaría mucho mi muerte y se pegaría el resto de su vida llorando delante de mi foto y...¿Sabes lo  feo que se pone cuando llora? Aunque, por otra parte, me traería flores, nunca me trae flores... En fin, hombres. Además, nunca llegaríamos a casarnos y no tendríamos hijos, y yo quiero un niño, Andrés, y también una niña, Leire. ¿Sabes lo trágica que sería mi vida? Bueno, si es que hoy no me la quitan...
Harta ya de tanta palabrería y triste por la trágica historia de su amiga, Quijota cogió su lanza y se armó de valor. Salió de su cobijo. Ahí estaba él, con su cuerpo peludo y sus dientes afilados. Sólo tuvo que apuntar y disparar.
-No temas, Sancha, ya he acabado con el peor de los temores. El monstruo ha muerto.
Sancha aún con temblores y Quijota, entraron dentro.

En el exterior sólo quedaron restos de un árbol partido del que, desde entonces, ya no brotaría ni una sola hoja más.

Desperté encima de mi lecho con todos los monjes a mi alrededor observándome cuidadosamente. Sentí miedo y, al levantarme rápidamente, choqué mi cabeza con la pared. Todos los allí presentes se asustaron, pero al final sólo fue un chichón. Me contaron mientras me ponían hielo que había estado gran parte de la noche diciendo cosas sobre unas mujeres llamadas Quijota y Sancha, y que a raíz de aquello, los monjes ya pensaban que había defraudado a Dios. ¡Recé unos rosarios a la Virgen por aquellos malos pensamientos!
Tranquilos, todo se ha arreglado ya y Fray Cotilla casi ni se acuerda ya del tema.




Ana, María y Cristina.

domingo, 4 de marzo de 2012

Cervantes, entre el Renacimiento y el Barroco




Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares, formándose como hombre renacentista tras sus años de estudio se convirtió en soldado para el cardenal Acquaviva por la necesidad de dinero. Participó en la batalla de Lepanto, donde de vuelta a España fue capturado por los turcos, que lo apresaron pensando que era un hombre importante y adinerado en España. Consiguó su libertad gracias a un vecino, que recaudó el dinero suficiente para liberarlo. Murió el 23 de abril de 1616 en Madrid.

Cervantes admiraba a Lope de Vega, pero Lope hacía todo lo posible por desprestigiarlo, porque sabía que era un gran escritor.
Esta es una carta que le escribió Lope:

De poetas, no digo: buen siglo es este. 
Muchos en ciernes para el año que viene
pero ninguno hay tan malo como Cervantes,
ni tan necio que alabe a Don Quijote.


El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

Miguel de Cervantes escribió en todos los géneros pero fue admirado por su escritura narrativa, y sobre todo, por su obra Don Quijote de la Mancha.
Esta obra representa una crítica hacia los libros de caballerías y en general, la crítica literaria.
Su visión del mundo es como un teatro, confundiendo la realidad con la ficción.
Sus personajes principales son Don Quijote, un caballero loco por leer libros de caballerías, los cuales le fascinaban y Sancho Panza, su escudero, que no se separaba de él.


En este vídeo nos enseñan cómo Don Quijote confunde a unos molinos de viento con unos gigantes y decide atacarlos... La imaginación no tiene límites, lo podemos ver en esta secuencia.


Víctor y Kevin