Una de las labores de estos monasterios era difundir los libros con el mensaje de Dios.Para ello los monjes copistas dedicaban su tiempo para hacer copias a mano de los libros que ellos querian propagar, algunos monjes buscaban transmitir todos los mensajes de la cultura, pero algunos solo los que trataban sobre la religión o temas que a ellos les beneficiaran.
Una anécdota es la de los cuentos del Conde Lucanor. Se encontraba en el monasterio de Peñafiel, en Valladolid. El monasterio ardió y se creía que se había perdido el libro, pero resultó que misteriosamente apareció un copia.
Algo bueno tenía que tener la piratería.
Marta y Aroa
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