El retrato de Luis de Góngora fue encargado a Velázquez por Francisco Pacheco, suegro y maestro de Luis de Góngora. El retrato de Luis de Góngora fue representado en un fondo neutro como si de una escultura se tratase consiguiendo un efecto volumétrico de la cabeza. Por otra parte en el retrato se refleja de una manera muy clara su personalidad y su carácter, en el retrato hay más luz por un lado que por otro y además la seriedad que expresa da a entender que era un hombre amargado debido a sus enfrentamientos con Quevedo y su rival Lope de Vega, entre otros. También podemos deducir observando el retrato que Góngora se esconde bajo sus ropas, las cuales usa solo para aparentar ser lo que no es.
Iván y Jeffred
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